CENTRO CULTURAL SAN FRANCISCO SOLANO
CENTRO CULTURAL SAN FRANCISCO SOLANO. FUERA Y DENTRO DE LA TRIBU



















FUERA Y DENTRO DE LA TRIBU

El río de la vida nos lleva y nos trae a puertos y riveras, tranquilas unas veces, angostas otras. Tan pronto nos acaricia la dulzura de una fraternal acogida como nos vemos obligados a desplegar velamenes para acelerar la partida ante una reiterada adversidad. Actitud que adaptamos frente a la “tribu”, o a decir verdad, a las “tribus” que conforman nuestra sociedad.
En nuestra trayectoria personal lo mismo encontramos gentes llenas de amor y altruismo, como a seres egoístas, miserables, y nefastos, ello, en el conjunto de toda clase de “tribu” en donde rige una reglamentación impuesta, unas obligaciones que cumplir y no se sabe muy bien quién las ha ordenado, pero que toda persona parece dispuesta a acatar con todo respeto y también, a imponer a quien se acerque al “círculo”, o sea a la “tribu”.
Interesarse por las cosas y por las personas no debería presuponer ir más allá del respeto que nos debemos, ni que se tengan que aceptar, sin más, todo tipo de obligaciones, aunque bien es verdad que el pertenecer a cualquier asociación, implica la aceptación de una serie de reglamentaciones, que, dados los tiempos que corren, pocos están dispuesto a cumplir. Nos debatimos entre el deseo innato de participar socialmente, el sentir la acogida de los demás, y el rechazo a ser absorbidos, porque deseamos preservar nuestra independencia y porque estamos convencidos de que lo primero nos enriquece, por lo tanto nos valora y los segundo nos agobia y a la postre menoscaba nuestra identidad y por tanto nos destruye.
El flujo de la vida, fuera del circulo en donde casi todo está preconcebido y estructurado, no es aceptado por todo el mundo. Hay individuos que no sabemos bien qué quieren, cuál es su pensamiento oculto, a donde nos quieren llevar. Muchas veces, contra nuestra voluntad, servimos para fomentar su ego, para calmar su angustia, para un sinfín de objetivos cuyos deseos quedan escondidos en los pliegues del alma; en cambio, nos gusta ser útiles, nos agrada poder dar un consejo y extender una mano amiga, pero deseamos igualmente la reciprocidad.

Tanto en el conjunto de la sociedad como en las individualidades ¿existe un sentimiento de absorción hacia los demás? ¿existe alguna razón natural para que las personalidades se armonicen sin ser alienadas unas por otras?. Acabas despertándote ante el abandono. Te duelen las actitudes egoístas, las fugas cobardes, el menosprecio y el intento de absorberte ¿Significa que el ser humano al avanzar en grados de civilización pierde parte de su capacidad de amar? ¿o, bien subyace un deseo depredador en todo cuanto emprende?.

La creatividad es una de las ocupaciones comunes a toda persona y da verdadero sentido a nuestra existencia. Crear nos da la medida de nuestra propia dimensión, nos ayuda a superar infinidad de contradicciones, de baches morales y nos aleja un tanto de lo perverso y de lo viciado. Por lo tanto, necesitamos a los demás como referente. Orientar nuestra conducta para sin dejar de ser uno mismo, poder ser útil a los demás. A veces estamos cansados y acabamos con el corazón dolido. Llevamos un largo trayecto cargados con enorme equipaje y esto nos angustia, En todo caso, lo bueno lo debemos tanto a la razón como al corazón. Amar es el primer precepto que nos humaniza. La razón ajusta y mesura las relaciones humanas; nos impide tanto absorber como ser absorbidos Que la riqueza sea la suma de la aportación de todos en igualdad, sería el objetivo óptimo, conseguirlo ya es harina de otro costal.


Salomé Moltó